Hay clásicos que se pueden adaptar a nuestros tiempos mejor que otros. Algunos, al leerlos, son tan actuales, que cuesta creer que hayan sido escritos hace tantos años. Pero hay otros que son difícilmente extrapolables a nuestro mundo actual. Pues bien, esta novela pertenece al segundo grupo, al menos en un detalle que explico más adelante
Cuenta la vida de una familia de un pueblito francés, (Saumur) con unas costumbres muy provincianas, alejadas de la sofisticación parisina, donde la avaricia del padre de familia es enfermiza y llevada al máximo extremo. Pero el candor y la inocencia de su hija, Eugenia, de 22 años, es muy poco creíble a día de hoy.
Aún así, es una novela muy amena y de fácil lectura.
Una avaricia extrema, una hija muy muy rica casadera, las mejores familias del pueblo (la del notario Cruchot y la del banquero Des Grassis), intentando disputarse la mano de la niña, y un primo caído en desgracia que aparece de improviso y del que Eugenia se enamora ... estos son los ingredientes de la historia. Ese amor será el origen de todas las desgracias que le vendrán a la familia, y marcará de por vida a Eugenia. Junto con la avaricia, el otro gran tema de esta novela es la fatal consecuencia que puede tener en la vida de alguien el enamorarse de la persona equivocada.
Hay un personaje secundario, que es la criada Nanon, que a pesar de su fealdad, se hace muy entrañable. Cuando terminas la novela, te das cuenta de que es el único personaje "normal", cercano y humano, y cuya fidelidad y bondad tiene finalmente su recompensa.
La figura del avaro, el tío Grandet, es muy creíble, y si viviera en la actualidad, sería un gran magnate de los negocios. Hacerse pasar por medio lelo y tartamudear a propósito para que le creyeran tonto perdido, le reportó grandísimos beneficios. Multimillonario y viviendo en la miseria, es el gran retrato de la avaricia. Recuerda mucho a Harpagón de Moliére.
El autor:
Honoré de Balzac (1.799 -1.850) Novelista francés, representante de la novela realista del s. XIX.
Su vida estuvo marcada por una infancia bastante infeliz, despreciado por su madre, y el amor adúltero que mantuvo con la condesa Hanska, para la que fue un mero entretenimiento y con la que finalmente se casó estando ya muy enfermo y a pocos meses de su muerte.
Fecha de publicación: 1.833
Fragmento:
"El muchacho estaba pálido. Sus gestos, su actitud, sus miradas y el tono de su voz tenían una tristeza llena de encanto. No fingía el dolor, sufría verdaderamente, y el velo que la pena extendía sobre sus rasgos le confería ese aire interesante que tanto agrada a las mujeres. Eugenia le amó aún mucho más. Acaso también la desgracia le había acercado a ella. Charles ya no era aquel rico y guapo joven colocado en una esfera inabordable para ella, sino un pariente sumido en una espantosa desgracia. La desgracia engendra la igualdad. La mujer tiene de común con los ángeles, que los seres que sufren le pertenecen. Charles y Eugenia se comprendieron y se hablaron con los ojos solamente, pues el pobre dandy venido a menos, el infeliz huérfano se quedó en un rincón y allí permaneció mudo, tranquilo y digno; pero de cuando en cuando la mirada dulce y acariciadora de su prima le iluminaba y le obligaba a dejar sus tristes pensamientos, a recorrer con ella los campos de la esperanza y del porvenir."
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