miércoles, 23 de julio de 2014

"El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas" . Haruki Murakami.





Ésta es la cuarta novela que leo de Murakami, (1Q84, Tokio Blues, y After dark ya leídas), y ME HA ENCANTADO. 


Como suelo hacer en este blog, ni resumo el argumento ni destripo la trama (ni mucho menos el desenlace), así que puedes seguir leyendo sin miedo. Tampoco pongo nunca nota a una obra literaria (si yo escribiera como Cervantes, evaluaría novelas, pero no es el caso.)


Murakami nos plantea una hipótesis científica: la posibilidad de manipular el cerebro humano para crear y sumergirnos en varias realidades. Ésta es mi interpretación, aunque posiblemente haya más, a este relato cercano a una fábula futurista, donde en cada capítulo se van intercalando dos historias muy distintas, que parecen inconexas en un principio.

A pesar de lo surrealista del entorno de esta novela, uno de los logros del autor es que no se le hace extraño al lector. Existe un Sistema, unos llamados semióticos, otros llamados tinieblos, un guardián, unas sombras separadas de los cuerpos, unicornios, un lector de sueños..., y lo mejor de todo es que está tan bien trabada la historia, que nada parece chocante. (Al menos para mí, que conste que es una opinión muy personal, por ahí he leído otras reseñas muy opuestas a la mía).

Personajes principales hay muy pocos, el protagonista, el científico y dos chicas. Es curioso que nadie tiene nombre propio, y son denominados como "la joven gorda del traje rosa", "el viejo o abuelo", "el guardián", "la chica de la biblioteca"...

En cuanto al estilo, me ha parecido que está muy trabajado, a pesar de su aparente sencillez, y da bastante gusto leer los párrafos dedicados a las descripciones, sobre todo las del fin del mundo:

"Sobre la inmaculada capa de nieve que se extendía en la plaza de las sombras no se veía ninguna pisada, sólo el negro olmo irguiéndose en el centro. Por un instante tuve la sensación de que se trataba de un lugar sagrado que nadie debía profanar con sus pisadas. Todo estaba envuelto en un silencio lleno de equilibrio, todo estaba inmerso en un dulce sueño. El viento había trazado bellos dibujos sobre la nieve, las ramas del olmo, cargadas aquí y allá de blanca nieve helada, reposaban sus brazos curvos en el aire. Nada se movía. Apenas nevaba. Únicamente se alzaba de vez en cuando, como si se acordara de repente, un soplo de viento con un pequeño suspiro. Me dio la sensación de que aquel lugar jamás olvidaría que yo había hollado con mis pies su breve y apacible sueño."

Pero no sólo estamos ante una historia bonita, original y bien escrita, sino que también te hace reflexionar sobre la existencia humana, de cómo aprovechamos nuestro tiempo, que no es precisamente infinito. Te hace pensar qué harías si estuvieras en el lugar del protagonista, si supieras que te queda muy poco tiempo en este mundo:

"Contemplar las agujas del reloj era la manera más absurda de pasar el tiempo, pero no se me ocurría nada mejor que hacer. La mayoría de las acciones humanas se basan en el presupuesto de que después vas a seguir viviendo, y si te quitan esa premisa, apenas te queda nada."

Como recomendación, conviene leerla con la mente muy abierta, dispuesto a encontrarse con una historia nada convencional, muy cercana a la ciencia ficción, e impregnada del estilo de Murakami, pues no faltan las referencias musicales y  literarias,(como es habitual en él), la soledad de los personajes, la melancolía y las reflexiones sobre la vida, el amor y la muerte. En dos palabras: muy recomendable.


El autor:


Haruki Murakami nació en Kioto en 1.949. Antes de escribir, tenía un bar con su esposa. A los 33 años se aficionó a correr (En "De qué hablo cuando hablo de correr" lo explica). Su éxito es internacional y ha publicado bastantes novelas,casi todas rodeadas de un aura de surrealismo.
Fue favorito para llevarse el Nóbel de Literatura en 2.013, que finalmente se llevó la canadiense Alice Munro.



Fecha de publicación: Año 2.009.